martes, 17 de mayo de 2016

MEDICINA CIENTÍFICA Revolución digital llega a la medicina

" Mi tema es la medicina digital, cómo las tecnologías digitales ayudan en el diagnóstico y la evaluación del tratamiento, incluyendo la cirugía", explica Leo Joskowicz, un mexicano que vivió en su país hasta los 18 años hasta que tuvo la posibilidad de estudiar en la Universidad Hebrea de Jerusalén, fundada por Albert Einstein, Sigmund Freud y Martin Buber en 1918. Más tarde, Leo -que es Leo y no Leonardo- consiguió una beca para hacer una maestría en la Universidad de Nueva York, y se quedó ahí por 13 años.

Aunque viva fuera de su país durante 10 meses al año, cuando habla de Latinoamérica dice "somos" y no "son". También usa palabras difíciles como un médico, pero prefiere hablar como uno más, y hacer honor a su vocación docente. Formado en informática, está de visita en el país para dar una serie de charlas sobre "su tema" (el martes 10 en un Homenaje a la Comunidad Judía, y el miércoles 11 en un Seminario Internacional, ambos organizados por Fundación OSDE), pero acepta la propuesta de no redundar y de hablar de otras cosas: realidad, ciencia ficción y la concepción que se tiene sobre ambas.

¿Qué tan accesible es ese tipo de medicina?
Hay muchos factores en juego: los pacientes demandan más y viven más años, las enfermedades se desarrollan, la población crece, hay menos médicos por cantidad de habitantes... La medicina no se puede automatizar, pero sí darle un apoyo para que los médicos hagan mejor su trabajo, lo que ayuda a reducir los costos y a mejorar los tratamientos. Obviamente las tecnologías de punta son muy caras, pero con el paso del tiempo algunas de ellas se pueden abaratar. El primer vuelo transatlántico fue muy caro, pero después se hizo accesible. La revolución digital está llegando a la medicina.

¿Y los médicos cómo toman este acercamiento entre medicina y tecnología? ¿Se sienten desplazados, acompañados, se complementan?
Como toda nueva tecnología, hay ciertas reticencias. No todo el mundo estaba contento con los primeros cajeros automáticos, pero a medida que pasó el tiempo y los fueron mejorando, los empezamos a aceptar. Un buen taxista quizás no necesite un GPS o Waze, pero sí pueden beneficiarse porque pueden saber en tiempo real qué pasa en las calles de la ciudad. Lo mismo pasa con la medicina: no toda la tecnología es necesaria, hay médicos que no necesitan este tipo de apoyo. Hay mucho de generacional, pero no hay dudas de que a la larga la tecnología va a ayudar a los médicos a hacer mejor su trabajo.

¿Le gusta el cine?
Sí, mucho.

Ahí hay mucho de ciencia ficción en esto de ser operado mediante máquinas y robots. ¿Qué tan lejos estamos de eso?
Hay que pensarlo en contexto. ¿Qué cosas se pueden automatizar? ¿Qué cosas no requieren de un proceso de toma de decisiones complejo o cosas que requieren una confiabilidad y repetitibilidad altas? Si se necesita un robot para hacer una perforación muy precisa, se usa porque ya existe y lo hace mejor que la mano de cualquiera. Nosotros nos encargamos de entender el flujo de trabajo de un médico y ver en qué puntos se le puede dar un apoyo tecnológico. Un robot operando solo sí es ciencia ficción, sin embargo para hacer gestos quirúrgicos muy precisos ya es realidad.

¿Qué cosa que haya visto sobre medicina en una película le gustaría que exista?
Lo vi y en realidad existe, pero de forma parcial. Tres días antes de los atentados contra las Torres Gemelas, se hizo una telecirugía a un paciente que estaba en Francia, pero desde Nueva York. La tragedia hizo que nadie se entere, claro. Fue una remoción de vesícula transatlántica, hecha mediante brazos robotizados conectados a través de una conexión de ancho de banda importante. Se la bautizó como Operación Lindbergh en honor a Charles Lindbergh, el primer aviador que hizo un vuelo transatlántico. Pasaron 15 años y no se volvió a repetir, pero me gusta la idea de poder ayudar a personas a distancia, personas que estén en lugares remotos. Sería un sueño que más gente pueda obtener ese beneficio. Cuando eso sea rutina yo estaré feliz. Es ciencia ficción realizable.

Aunque durante los 80 y los 90 se tuvo una concepción del futuro que todavía no se hizo realidad, y quizás nunca sea así.

Hay una frase que dice "el pasado no es lo que era antes, el presente no es lo que es ahora y el futuro no era lo que era antes". En efecto, de forma sistemática todo lo que fue predicción del futuro, se equivocó. Si a mí me hubieran dicho hace 10 años que algunos autos se iban a conducir solos no lo hubiera creído, pero ahora sí sé que lo voy a ver; pero no así los coches que vuelan. Eso de predecir el futuro es un mal negocio, pero sí hay que apostar a desarrollar cosas.

Fuente: Fragmento de una entrevista realizada por La Nación de Argentina.

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