sábado, 16 de abril de 2016

El riñón biónico, a punto de entrar en la fase de pruebas


El riñón biónico, a punto de entrar en su fase de pruebas en humanos, combinará elementos electrónicos y orgánicos y tendrá un tamaño similar al de los órganos cuya función asumirá.

Supondrá una mejora enorme para la vida de aquellas personas que deben conectarse varias veces a la semana a un aparato externo de hemodiálisis porque sus riñones fallan.

En la hemodiálisis, la sangre del paciente fluye a través de un filtro que elimina los desechos dañinos, minerales y líquidos innecesarios, y la sangre así tratada se devuelve a su cuerpo, ayudando a controlar la presión arterial y a mantener el equilibrio adecuado de sustancias químicas, como el potasio y el sodio.

El nuevo dispositivo que está desarrollando un grupo de universidades estadounidenses dentro del ‘Proyecto Riñón’, filtrará la sangre de la persona con deficiencia renal de forma continua, en vez de requerir visitas a un hospital que duran de 3 a 5 horas o más, y desde dentro del cuerpo, ya que se implantará en el paciente.

Este pequeño riñón bio-artificial, destinado a tratar la “enfermedad renal en etapa final” (ESRD, por sus siglas en inglés), ofrecerá una nueva esperanza a aquellas personas cuyos riñones ya no pueden atender las necesidades de su cuerpo y están a la espera de recibir un trasplante, según los impulsores de este proyecto.

“Estamos creando un dispositivo bio-híbrido que puede imitar al riñón capaz de eliminar suficientes productos de desecho como para que el paciente pueda prescindir de la diálisis”, señala el doctor William H. Fissell IV, nefrólogo y profesor del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, VU, en Nashville, Tennessee (EEUU).

El doctor Fissell codirige el ‘Proyecto Riñón’, junto con el doctor Shuvo Roy, bio-ingeniero y profesor de la Universidad de California, San Francisco, UCSF, en EEUU.

Este riñón artificial implantable quirúrgicamente incorpora un microchip de silicio que funciona como un filtro, así como células renales vivas y según este nefrólogo “funcionará bajo el impulso del corazón del paciente, filtrando la corriente sanguínea que lo atraviesa”.

Llevará componentes biológicos y tecnológicos y será del tamaño de una lata de refresco pequeña o una taza de café, como para que pueda ser implantado en el cuerpo de un paciente. EFE.

La clave de este dispositivo es su microchip

El doctor William H. Fissell IV, nefrólogo y profesor del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, VU, en Nashville, Tennessee (EEUU) considera que la clave de este dispositivo es su microchip, en el que se utilizan los mismos procesos de la nanotecnología del silicio, que fueron desarrollados por la industria de la microelectrónica para los ordenadores y equipos informáticos.

Los microchips son asequibles, precisos y permiten fabricar unos filtros ideales, de acuerdo a Fissell y su equipo, que actualmente están diseñando los poros de dicho filtro ‘uno a uno’, de acuerdo a la función que quieren que cumpla cada uno de estos orificios.

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